LA GALLINA

La Gallina es, estrictamente hablando un sueño hecho realidad. Pero en este caso, sin cursilerías, sino en el sentido más literal. 

Comenzó siendo una ilusión, un deseo que se materializó en la creación de un café cultural. El objetivo: crear un espacio de encuentro para la cultura fuera de los muros psicológicos que rodean el centro de la ciudad de Sevilla. 
Y el sueño se hizo de paredes y techo, y durante dos años ocurrieron cosas maravillosas dentro. Pero hacer realidad un sueño tiene su contrapartida, una cara no tan amable donde la contabilidad no acompaña, Urbanismo y Hacienda te retan a duelos caballerescos y acabas por comprender que la única vía para rentabilizar un espacio privado relacionado con la cultura en esta ciudad es combinarlo con una apuesta hostelera, con el riesgo de que finalmente la parte cultural acabe relegada a un segundo plano.

Ante esto quedaban dos opciones: continuar y adaptar el espacio con mente empresarial para poder hacerlo rentable o cambiar de ruta para no terminar en un lugar no deseado. Como la mente empresarial no era su fuerte, La Gallina quiso transformarse en coworking, para seguir albergando proyectos y que el camino fuera compartido. Pero tras unos meses, seguían sin haber suficientes personas interesadas en unirse como para cubrir los gastos que suponía el local, por lo que finalmente cerró puertas.

Así que La Gallina se quedó sin su Diván y sin su coworking, pero cuando se cierran puertas solo significa que te queda todo un campo ahí fuera que explorar. 
Este blog ha sido testigo de todos estos cambios y lo seguirá siendo. Ahora se hará eco de iniciativas interesantes que merezca la pena compartir, pero desde una mirada más personal. La Gallina no es ya un local, un ente impersonal, sino que detrás del pico y las plumas estoy yo.

Por primera vez me presento sin animales de granja: Celia Castro

Sevillana reiterada (mi historial de empadronamiento lo confirma), estudié Psicología entre otras cosas porque no tenía dinero para irme a estudiar veterinaria fuera y también porque me intrigaba averiguar por qué somos como somos y por qué nos comportamos como lo hacemos. Cinco años más tarde seguía sin tener muy claras las respuestas, pero tenía un título y me lancé al mundo laboral. 
Tras varios años en este campo había tenido tantas dosis de realidad que necesité alejarme y probar algo diferente, y decidí crear un café cultural, donde pretendía dar rienda suelta a mi pasión por la literatura, el teatro, la artesanía y todo lo que cupiera en él. Cerrado el café, alterno entre la psicología y la cultura, y este blog recoge todo aquello que me parece interesante (de psicología prefiero no hablar, aunque ya hemos vuelto a tratarnos, todavía no estoy preparada para una relación seria).

Dibujado por Aurora Villaviejas