26.7.17

"El barón rampante", de Italo Calvino [Ed. Siruela]

Italo Calvino
El barón rampante
Ed. Siruela. 1998.
Primera publicación: 1957

Cuando abres por fin el libro de uno de esos autores de los que siempre has oído hablar, sientes cierto placer y a la vez pudor por no haberlo hecho antes. Para autoperdonarme, me digo a mí misma que si Italo Calvino esperó hasta los 33 años para escribir esta novela, yo no andaba muy desencaminada al esperar apenas uno o dos años más que él para tenerla entre mis manos. De haberla leído alguna década antes, probablemente no hubiera hallado tanto placer entre sus líneas.

Su título evoca a personajes de novelas de aventuras y en el fondo tiene mucho en común con esos libros que se suelen clasificar como juveniles pero que en realidad van dirigidos a un lector más maduro. Una historia en apariencia sencilla, rozando a menudo el humor, pero que a la vez nos habla de la importancia de ser fiel a ti mismo, porque ¿qué otra cosa sino nos define ante los demás?.

La trama queda planteada desde el capítulo uno. Cosimo, barón de Rondó, con sólo doce años, se rebela ante sus padres durante una cena al negarse a comer caracoles y sube a lo alto de un árbol del jardín (yo con doce años hubiera hecho lo mismo si hubiera tenido su habilidad trepadora y un jardín a mano). Ese acto de rebeldía adolescente se convierte en una meta en sí misma: nunca más volverá a pisar tierra.

En el resto de capítulos su hermano nos narra su vida, cómo se adapta a vivir en los árboles, su relación con la familia y con el resto de personajes que van apareciendo. Su forma de vivir y relacionarse pone de manifiesto también la del resto:

"Cosimo siguió el funeral, pasando de un árbol a otro, pero no consiguió entrar en el cementerio porque a los cipreses, de fronda tan tupida, no hay modo de trepar. Asistió a la sepultura desde el otro lado de la tapia, y cuando todos nosotros lanzamos un puñado de tierra sobre el ataúd, él echó un ramito de hojas. Yo pensaba que todos habíamos estado siempre tan distantes de mi padre como Cosimo desde los árboles"

Porque aunque Cosimo habita en la copa de los árboles, no vive ajeno al mundo, todo lo contrario, esa distancia que toma le sirve para comprender mejor a la sociedad que le rodea. Desde las alturas colabora con los agricultores, se cartea con filósofos y escritores, se hace amigo de un bandido al que hace adicto a los libros, conoce el amor y hasta participa en la revolución francesa y en la invasión napoleónica.

Su vida y el libro resumidos en un epitafio: "Vivió en los árboles. Amó siempre la tierra. Subió al cielo."

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